El gobierno y la sociedad han manifestado con alarma
que los índices cada vez más altos en el consumo de alcohol traen consigo una
serie de desordenes sociales, como el incremento de la violencia, accidentes
viales y enfermedades, entre otras.
Recientemente
se aprobaron en el Congreso Local, modificaciones a la ley de alcoholes, en la
que se precisa la suspensión de las barras libres, promociones, cubetazos y
todas las formas que alienten su consumo en exceso.
Los consumidores y comerciantes dedicados a estos
giros suelen tener convenios informales mediante los cuales una promoción de
dos por uno se transforma simplemente en la venta directa de un solo producto a
mitad de precio, y con ello sustituir la entrega de dos bebidas por el mismo importe.
Medidas como estas no desalentarán el consumo de
alcohol, solo las formas de precisar las cuentas a la hora de pagar. La falta
de imaginación y talento de los representantes populares para interpretar un
problema social se ponen en evidencia.
Las autoridades han intentado sin éxito reducir los
horarios de venta de alcohol, tanto de establecimientos, como de los llamados
“antros”, sin embargo, propietarios y consumidores insisten en darle rienda
suelta sus amplios desvelos.
Se requiere actuar con firmeza y aplicar la ley,
incrementar los montos de las sanciones económicas, implementar los cierres
definitivos y la cancelación de licencias y permisos para quienes reincidan en
estas prácticas; pero sobre todo la responsabilidad mayor está en la misma sociedad
quien ha dejado de cumplir su papel en este y otros casos más.
Los padres de familia deberíamos comenzar por hacer
valer la autoridad mediante la trasmisión precisa de los valores a nuestros
pupilos, actuar con mayor firmeza y
generar una cultura en el consumo de alcohol que permita su beber de
manera controlada sin los afectos que
actualmente padecemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.