domingo, 15 de abril de 2012

El que con Lobos Anda


La pertenencia a un grupo siempre ha significado la adopción de principios y reglas que garanticen su permanencia. Desde los primeros grupos humanos hasta otros con mayor sofisticación, guardan para sí comportamientos muy particulares donde el liderazgo, poder, ideología, estructura, organización, fines, medios, los distinguen unos de otros.
Pero los miembros del grupo no gozan de las mismas prerrogativas, pues estas organizaciones tienen como principal característica que no suelen ser democráticas. Los lobos, leones, hienas, son grupos que han sido estudiados por especialistas y en los cuales se reconocen comportamientos que en ocasiones nos sorprenden. Al igual que con recelo resguardan la honorabilidad y seguridad del grupo, otras veces cometen actos que  parecen en extremo violento, como comerse a las crías, para preservar la estirpe.
Los partidos políticos en México no están muy alejados de estas formas de comportamiento. No digo que se devoren entre sí para su preservación, (aunque hay serias dudas sobre algunos sucesos violentos aun sin resolver) lo que es una realidad es que estos grupos han apoderado  del control de su gremio desde cúpulas a donde es difícil acceder y en la cual se toman todas las decisiones, dejando a merced de las mismas, el futuro de la institución.
La diferencia entre estos grupos políticos y las manadas de hienas o leones, es que la finalidad de estos últimos es su preservación, motivo por el algunos de sus actos pueden explicarse o hasta incluso justificarse. Los partidos políticos en cambio denotan una severa decadencia, al grado de que son cada día más fuertes las voces que reclaman las candidaturas independientes.

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