“Sufragio efectivo, no reelección”, frase que acuñamos
los aztecas a principios de la década primera del siglo pasado, fue bandera de
lucha para derrocar al régimen que había imperado por más de 30 años. Las
causas que justificaban su esencia e importancia, fueron suficientes en aquel
entonces para dar cauce y convertirse en un ícono de la cultura política
mexicana.
El tema de la reelección ha sido discutido en foros de
naturaleza distinta, sin que hasta ahora haya logrado despertar la suficiente
simpatía como para inspirar un cambioy modificar las formas para encausar el
fondo hacia la consolidación del régimen democrático.
Buena parte de la historia democrática en México se
sustenta en este principio. Si bien la práctica de la reelección no hace a un
Estado más o menos democrático, es necesario considerar esta posibilidad como
parte de un proceso de renovación y desarrollo que todo sistema político exige.
¿En qué medida influye la no reelección para el
desarrollo democrático del Estado mexicano?, ¿Es necesaria la reelección en
México como elemento democratizador, o no lo es para este mismo fin? Se suele
responder a cuestionamientos como estos, influenciados por sentimientos
patrióticos lo que regularmente conduce a asumir una visión poco objetiva.
La no reelección, junto con otros temas políticos, como
las candidaturas independientes, se han mantenidos al margen de las reformas y
siguen siendo temas ausentes en las agendas de los actores políticos.
Quizás las escaramuzas que están padeciendo algunos
candidatos hagan ahora efectivo el análisis y estudio de la reelección.
Tuvieron que verse afectados los intereses de unos, para provocar colocar el
tema en la agenda. Esperemos que los resultados sean positivos para todos y no
solo para algunos, como se exige en todo orden verdaderamente democrático.
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