lunes, 20 de agosto de 2012

TODO MUNDO A CLASES


Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito…Aristóteles


A principios de este año el presidente Felipe Calderón, firmó el decreto para modificar la Constitución y la Ley General de Educación, haciendo obligatorio el bachillerato. El período de transición de dicha medida es a partir de este ciclo escolar que recién inicia, hasta el año 2022. De forma paulatina se harán las inversiones necesarias que soporten dicha reforma y de forma planificada ir incorporando a los jóvenes a este nivel educativo de manera obligatoria. ¿Cuáles fueron las razones de llevar a cabo este decreto?
1.- Existe una exigencia del sector laboral formal para que quienes ingresen deban cumplir con este requisito educativo. La medida pareciera buena a primera vista, pero ¿No sería mejor hacer esa exigencia de generación de conocimientos suficientes en el componente básico? De esta manera podriamos suprimir la obligatoriedad de la preparatoria.
2.- Existen en México un creciente número de jóvenes sin acceso educativo, lo que los hace presa de incorporarse al crimen organizado. Mantenerlos estudiando puede ayudar a alejarlos de estas tentaciones. Esta medida puede ayudar, siempre y cuando la formación recibida en realidad contribuya a la formación integral del individuo y que el entorno económico ofrezca oportunidades reales, de otro modo solo estaremos retrasando el “ingreso” de esos jóvenes a la criminalidad.
3.- La preparatoria obligatoria debería ser parte de un proyecto más ambicioso en términos educativos. No solo su incorporación obligatoria, sino mirar hacia el nivel básico como semillero del bachillerato, con la fortaleza que el nivel exige de acuerdo a las necesidades del entorno. Y generar en el bachillerato la formación de habilidades y los conocimientos para el desarrollo humano y profesional que el joven requiere.
4.- La obligatoriedad de la preparatoria no otorga por si sola las soluciones que suponemos. Se requieren cambios fundamentales en el ámbito laboral, fiscal y de asistencia que apuntalen una medida como esta. Generando con ello no solo cambios en el ámbito educativo, sino en el sistema económico, productivo y social del país.
Por lo pronto es una iniciativa bastante necesaria, que deberá ser acompañada de talento, recursos y visión clara, que permita obtener los mayores beneficios de esta medida. De otro modo nos quedaremos como nos sucede con la educación básica, orgullosos de la obligatoriedad constitucional, pero apenados por los resultados tan pobres que año con año salen a la luz pública. 

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