jueves, 2 de agosto de 2012

Mexicanos al Grito de Guerra


El talento, en buena medida, es una cuestión de insistencia…Francisco Umbral

Las justas deportivas suelen ser un escape a nuestras frustraciones y problemas. Estamos en todas ellas, rara vez una delegación mexicana esta al margen de este tipo de eventos y cuando llegamos a faltar, las televisoras se encargan de hacer lo propio, disputándose a nivel mundial el premio por ser los más numerosos, por haber llegado primero o por tener a los comediantes más nefastos.

Años atrás las delegaciones mexicanas que acudían a los juegos olímpicos eran de las más numerosas, competíamos en todo, aunque al final las frases que logramos acuñar para justificar el dispendio de recursos eran elocuentes. Dejamos el corazón en la cancha, lo importante no es ganar sino competir, hice mi mejor esfuerzo, iba muy bien pero no sé que me paso, algo comí y me cayó mal, me sirvió de experiencia, como fogueo estuvo genial, arriba y adelante…

La realidad es que el deporte mexicano esta muy por debajo de las expectativas de una nación con casi 115 millones de habitantes. No practicamos deporte, menos aun de alto rendimiento. Somos el país después de los Estados Unidos con mayores índices de obesidad infantil, lo que no nos brinda demasiadas esperanzas para el futuro en este tema, a menos que el Comité Olímpico Internacional incluya el nintendo o el wi como deportes oficiales.

Millones de pesos se derrochan en la promoción del deporte en México, como muchas veces sucede, mal encausado. Cada vez que concluye un evento como estos los saldos son desalentadores, no solo en el cuadro de medallas, que en la historia de los Juegos Olímpicos llevamos menos de 60, sino en los trapitos que van saliendo poco a poco.

Las delegaciones aztecas de funcionarios suelen ser inclusive más numerosas que la de los atletas; hospedados en hoteles de cinco estrellas comen y duermen con los mejores lujos, como si ellos fueran a derrochar su talento  en las pistas.

El deporte amateur esta en el abandono, fuera de las universidades que apuestan a este elemento como factor de desarrollo y promoción, el gobierno no adopta al deporte como una política de estado,  que permitiría organizarlo y promover entre los jóvenes un ideal de vida sana y competitiva.

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