Las justas deportivas suelen ser un escape a nuestras
frustraciones y problemas. Estamos en todas ellas, rara vez una delegación
mexicana esta al margen de este tipo de eventos y cuando llegamos a faltar, las
televisoras se encargan de hacer lo propio, disputándose a nivel mundial el
premio por ser los más numerosos, por haber llegado primero o por tener a los
comediantes más nefastos.
Años atrás las delegaciones mexicanas que acudían a los
juegos olímpicos eran de las más numerosas, competíamos en todo, aunque al
final las frases que logramos acuñar para justificar el dispendio de recursos
eran elocuentes. Dejamos el corazón en la cancha, lo importante no es ganar
sino competir, hice mi mejor esfuerzo, iba muy bien pero no sé que me paso,
algo comí y me cayó mal, me sirvió de experiencia, como fogueo estuvo genial,
arriba y adelante…
La realidad es que el deporte mexicano esta muy por debajo de
las expectativas de una nación con casi 115 millones de habitantes. No practicamos
deporte, menos aun de alto rendimiento. Somos el país después de los Estados Unidos
con mayores índices de obesidad infantil, lo que no nos brinda demasiadas
esperanzas para el futuro en este tema, a menos que el Comité Olímpico
Internacional incluya el nintendo o el wi como deportes oficiales.
Millones de pesos se derrochan en la promoción del deporte en
México, como muchas veces sucede, mal encausado. Cada vez que concluye un
evento como estos los saldos son desalentadores, no solo en el cuadro de
medallas, que en la historia de los Juegos Olímpicos llevamos menos de 60, sino
en los trapitos que van saliendo poco a poco.
Las delegaciones aztecas de funcionarios suelen ser inclusive
más numerosas que la de los atletas; hospedados en hoteles de cinco estrellas
comen y duermen con los mejores lujos, como si ellos fueran a derrochar su talento en las pistas.
El deporte amateur esta en el abandono, fuera de las
universidades que apuestan a este elemento como factor de desarrollo y
promoción, el gobierno no adopta al deporte como una política de estado, que permitiría organizarlo y
promover entre los jóvenes un ideal de vida sana y competitiva.
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