martes, 22 de mayo de 2012

Ni aguantan nada...


La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás…Winston Churchill

Las manifestaciones estudiantiles en México de finales de los sesentas y principios de los setentas dejaron saldos macabros. Desapariciones y asesinatos. El gobierno dio muestra de su incapacidad de dialogar. Las balas hicieron lo propio y la intolerancia gubernamental se encargó de acallar las voces que clamaban por un nuevo orden.

Las democracias endebles como la nuestra, muestran sus deficiencias al momento de ser poco incluyentes. Los canales para dialogar le son cerrados a esos grupos de la sociedad no organizada formalmente, pero que tienen para si y los demás reclamos auténticos. 

Los gobiernos en México se han caracterizado por dialogar sí, pero solo con las élites, con los grupos del poder formalizado que logran con sus instrumentos de presión acceder a la toma de decisiones. Desde las iglesias, sindicatos, partidos políticos, grupos empresariales y otros movimientos con un carácter político consolidado, alcanzan prebendas para sus gremios respectivos.

Los candidatos a la presidencia han acudido últimamente a las universidades. Instituciones de todo tipo, tamaño y tendencia. De manera casi unánime han surgido los reclamos. El rechazo a la figura en si misma, lo que representa, su pasado y lo incierto de su futuro. Las voces universitarias comenzaron a despertar, logrando manifestar su descontento, desencanto y hartazgo.

En cambio los candidatos y sus equipos salieron a declarar sobre la intolerancia mostrada por los jóvenes, bajo el argumento de que no son las formas de plantear sus diferencias. Los candidatos debieron en primera instancia pedir una disculpa a los jóvenes por el deterioro del país, los agravios cometidos por los gobiernos (de todo tipo) y por haber minado la esperanza de miles de jóvenes que han muerto y otros más que se encuentran en las filas del crimen y a los cuales les depara un futuro poco halagador. 

No se puede comenzar a dialogar con quienes durante años han dejado de lado a grupos tan representativos de la sociedad y en quienes debemos depositar las esperanzas de una nueva república.

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