La idiotez es una
enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los
demás…Voltaire
La Auditoría Superior del Estado
cuestionó el otorgamiento de un permiso a una empresa para edificar un estadio
de futbol. El inmueble lleva un avance considerable, su construcción comenzó
hace más de seis meses y este organismo encargado de fiscalizar y mantener el
control sobre el gasto público apenas se va dando cuenta de ello.
Su función trasciende a la de vigilar
el cumplimiento de objetivos contenidos en los planes y programas. La flagrante
violación a los planes de desarrollo urbano, producto de que no cumplen con los
objetivos de los mismos, debió obligar a esta Institución a manifestar su
condena y además, actuar a favor de la sociedad.
Las condenas públicas o las
manifestaciones de inconformidad, no son más que elementos con los que las
autoridades buscan excusar su incompetencia. El estadio se construye con la
complicidad de todo tipo de autoridades, que buscaron a toda costa beneficiar a
un grupo de empresas, desde los dueños del equipo, la constructora, la
cementera, y aquellos que lucran con el deporte profesional, vendiéndole la
idea a la ciudadanía que con un estadio la ciudad gana.
Los estadios de soccer y de beis
tienen años que se construyeron y no veo por ningún lado las ganancias para la
comunidad. Existe el espectáculo y el entretenimiento para quienes acuden a
estos recintos, pero de eso, a que la comunidad nos beneficiemos, hay una gran
distancia.
Si la reacción de la autoridad es a
este ritmo, no podemos esperar mucho de este elefante blanco que tampoco nos
genera beneficio alguno.
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