Los dioses de la venganza obran en silencio…Friedrich Schiller
Una vez más regresa la violencia a los estadios de futbol en nuestro país. Ahora tocó el turno a los aficionados de los Tigres que pagaron cara su visita a León. Además de cargar con la derrota la porra visitante se trajo de recuerdo un sinnúmero de heridos producto de la respuesta salvaje de los guardianes del orden.
Escenarios como éstos están alejando
a las familias de los estadios, convirtiendo al balompié en un espectáculo
donde impera la violencia. Ni los directivos ni las autoridades han logrado
controlar los excesos de las barras, los aficionados comunes o los policías,
dejando como saldo agravios entre los equipos, mismos que serán resueltos en el
próximo cotejo o bien cuando aquel equipo le toque pagar la visita.
El problema es mundial, aunque no con
ello afirmo que se presenta cada semana y en todos los estadios, sin embargo,
las multitudes se desbordan de manera indiscriminada contra su rival a manera
de desquite, vengando a golpes la honra de su equipo, buscando así la gloria
que no pudo conquistarse en la cancha.
El psicólogo español Javaloy Mazón,
relata en un artículo (éste es el vínculo a él) publicado en la Revista
de Psicología del Deporte, “Hinchas Violentos y Excitación Emocional” sobre
el comportamiento de los aficionados violentos.
Quiero destacar la ineptitud de las
autoridades locales de León y sobre todo de los policías que con lujo de
violencia desalojaron del estadio a los aficionados tigres faltando 20 minutos
para que terminara el cotejo, lo que encendió los ánimos de la hinchada
visitante.
Las imágenes del brutal comportamiento y el
abuso de autoridad merecen una condena por parte de los medios de comunicación
y de las mismas autoridades del ayuntamiento, pero sobre todo un castigo
ejemplar para quienes abusaron en el uso de la fuerza. Viene el clásico local,
esperemos que las autoridades se comporten al nivel, no de los equipos que por
desgracia este torneo son un desastre
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