lunes, 8 de octubre de 2012

LA MANZANA DE LA DISCORDIA


De los fumadores podemos aprender la tolerancia. Todavía no conozco uno solo que se haya quejado de los no fumadores…Alessandro Pertini

Steven Paul Jobs cumplió un año de su partida de este mundo. Finalmente perdió la batalla contra el cáncer con quien convivió  los últimos años de su vida. En el garaje de su casa fundó lo que sería la empresa de informática más importante del mundo. Considerado por muchos uno de los genios más destacados del siglo pasado y presente, Jobs tuvo una adolescencia acorde con el estilo de vida de los estadounidenses de clase media.

Salió de la  universidad por falta de recursos y se dedicó a fincar las bases de su proyecto. Colaborando en empresas de juegos electrónicos adquirió la experiencia necesaria y conoció a quienes a la postre serían parte fundamental de su empresa.

Dicho por él propio Jobs, fue consumidor de drogas. Se subió a todos los juegos; desde marihuana, ácidos, metanfetaminas, todo lo disponible en el mercado. Estas confesiones nunca hicieron mella en sus logros. En el mundo no se le ha restado mérito alguno a su capacidad e ingenio.

¿Cuántos personajes admirados y respetados en el mundo de las artes, la ciencia, la academia o la burocracia, son aficionados asiduos al consumo de sustancias prohibidas? ¿Por qué  la sociedad condena al consumidor de estupefacientes en función de su estatus económico o posición social?

Los estereotipos que hemos creado y que ciertos sectores sociales se encargan de posicionar, ocasionan que no se logre percibir el fenómeno del consumo de las drogas como lo que verdaderamente es. Si bien tiene  un alto contenido de violencia, esto es provocado en buena medida por la perseverante visión que los gobiernos en el mundo han buscado mantener en la población respecto de los daños y efectos en su uso o consumo.

Quizás efectivamente las drogas sean tan nocivas, que ocasionaron que Jobs alcanzara las glorias en el mundo de la computación, de otro modo sus logros serían de una mayor envergadura.

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