lunes, 29 de octubre de 2012

HA CAMBIARLE AL RELOJ


El primer día de la primavera es una cosa y el primer día primaveral, otra diferente. Frecuentemente la diferencia entre ellas es más de un mes…Henry Van Dyke


El reloj político ha cambiado con los años. Al que madruga dios no lo ayuda, rezaba una sentencia priísta que denotaba la disciplina que debía imperar al interior de este instituto político. Fue hasta hace algunos años que un pre candidato a la presidencia de la república quiso madrugar y le salió mal el tiro. Inclusive se presentó en la casa del supuesto ungido y lo felicitó, creando una incertidumbre mayor, que inclusive fue a parar a los medios de comunicación, que se encargaron de hacer correr aquellos rumores como reguero de pólvora.

En Nuevo León, en dos ocasiones un candidato a gobernador hizo lo propio, y se auto postuló al cargo, de la misma manera esas enseñanzas se han venido poniendo en práctica, quedando en el olvido aquella frase. Ahora hay que madrugar, o sea "agandallar".

Desde hace algunos años a alguien se le ocurrió la puntada de mover el reloj en primavera y en otoño, bajo el argumento de ahorro de energía. El comercial de la radio nos menciona cifras estratosféricas de energía que hemos dejado de consumir producto del cambio de horario. Lo cierto es que mi recibo y el de millones de mexicanos es cada año más costoso, con o sin el mencionado cambio de horario.

Hay entidades de la república que han hecho caso omiso a esta medida e inclusive mantienen usos de horario muy distintos al que impera en el resto del país. Como suele suceder, el gobierno toma medidas explicando supuestas bondades que al final no se reflejan en un mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría.

Sí los miles de millones de pesos que supuestamente se ahorran se han traducido en mayores inversiones en generación de energía eléctrica, como es posible que sigan comprando el suministro a particulares para dar suficiencia a la demanda nacional

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario.