El
primer día de la primavera es una cosa y el primer día primaveral, otra
diferente. Frecuentemente la diferencia entre ellas es más de un mes…Henry Van Dyke
El reloj político ha cambiado con los años. Al
que madruga dios no lo ayuda, rezaba una sentencia priísta que denotaba
la disciplina que debía imperar al interior de este instituto político. Fue
hasta hace algunos años que un pre candidato a la presidencia de la república quiso
madrugar y le salió mal el tiro. Inclusive se presentó en la casa del supuesto
ungido y lo felicitó, creando una incertidumbre mayor, que inclusive fue a
parar a los medios de comunicación, que se encargaron de hacer correr aquellos
rumores como reguero de pólvora.
En Nuevo León, en dos ocasiones un candidato a gobernador
hizo lo propio, y se auto postuló al cargo, de la misma manera esas enseñanzas
se han venido poniendo en práctica, quedando en el olvido aquella frase. Ahora
hay que madrugar, o sea "agandallar".
Desde hace algunos años a alguien se le ocurrió la puntada de
mover el reloj en primavera y en otoño, bajo el argumento de ahorro de energía.
El comercial de la radio nos menciona cifras estratosféricas de energía que
hemos dejado de consumir producto del cambio de horario. Lo cierto es que mi
recibo y el de millones de mexicanos es cada año más costoso, con o sin el mencionado
cambio de horario.
Hay
entidades de la república que han hecho caso omiso a esta medida e inclusive
mantienen usos de horario muy distintos al que impera en el resto del país.
Como suele suceder, el gobierno toma medidas explicando supuestas bondades que
al final no se reflejan en un mejoramiento de las condiciones de vida de la
mayoría.
Sí los miles
de millones de pesos que supuestamente se ahorran se han traducido en mayores
inversiones en generación de energía eléctrica, como es posible que sigan
comprando el suministro a particulares para dar suficiencia a la demanda
nacional.
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