Los hechos no dejan de existir
aunque se los ignore…Aldous Huxley
Con humedad severa festejamos un aniversario más de nuestra
independencia. La gran mayoría de mexicanos desconocemos aun el significado
real de esta justa. En las escuelas se encargan de trasmitir a los infantes
episodios de nuestra lucha por la libertad, basándose en datos falsos, mitos y
leyendas, construyendo así un nacionalismo endeble, hueco y sin fundamento.
No fue sino hasta hace poco más de 20 años que se acepta por
parte de la iglesia católica y de la misma Secretaría de Educación, le
existencia de descendencia de Hidalgo, el padre de la patria. Lo mismo sucedió
con Morelos. Ambos sacerdotes sucumbieron ante las tentaciones de la carne, lo
que no les resta sus méritos al frente de la lucha armada.
Las organizaciones religiosas desde siempre han querido
guardar para sí, los comportamientos desaseados de sus miembros. Un
sacerdote capaz de mover el avispero, y
con un puñado de indígenas levantar una revuelta en todo el país, era incapaz
de entregarse a los deseos carnales.
La influencia de la iglesia católica en nuestra educación ha
sido determinante. Si bien desde la reforma juarista, dicha intervención quedo
en el olvido, al menos constitucionalmente; ésta permanece vigente en muchos de
los contenidos de los libros, por ejemplo.
Y no es que la participación de la iglesia, o las iglesias
sean nocivas en un proceso formativo, lo es cuando su participación es tal, que
inhiben la verdad y distorsionan los cometidos de la nación, en la búsqueda de
un perfil de mexicano.
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