Bajo el capitalismo, el hombre
explota al hombre. Bajo el comunismo, es justo al contrario…John Kenneth Galbraith
El anuncio de Andrés Manuel del pasado fin de semana deja
mensajes claros en la política nacional. Este personaje odiado y a la vez
querido y vitoreado en todo el país, anunció la fundación de un nuevo partido
político a partir de su movimiento de regeneración nacional, MORENA.
Para muchos resultó un alivió saber que el tabasqueño
organizaría un instituto político y a partir de él mantener su lucha que con el
paso del tiempo se había desgastado. Los medios de comunicación masiva, sobre
todo quienes reciben la mayor audiencia, participaron activamente en desactivar
el movimiento. Declararon ganador al ganador aun antes del propio tribunal y
del ife, lo que significó para AMLO remar contra corriente.
El descrédito del tabasqueño es tal, que era recordado por
sus reclamos y movilizaciones contra el sistema ocurridas hace más de veinte
años. Sus comparaciones con Chávez lo convirtieron en un personaje temido, aun
y que la mayoría de los mexicanos ignoran donde esta Venezuela.
Se escuchaba a la gente decir, “si Lopez Obrador gana la
presidencia, te van a quitar lo que tienes”. Será que esa preocupación pudo
haber pasado desapercibida para millones de mexicanos que no tienen nada.
Obrador forjó una lucha con el sistema entero. Se enfrentó a un cúmulo de poder
en ocasiones sin el respaldo institucional de su propio partido.
Apostó a que su sola presencia era suficiente para derrotar al régimen, sin embargo, estuvo y
está lejos de ese propósito.
Un nuevo partido de izquierda supone un mayor divisionismo de
corrientes. Los partidos políticos deberían mostrarse más susceptibles a unirse
que a disgregarse, sin embargo, las tentaciones presupuestales son demasiadas,
si no, pregúntele a la maestra.
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