Como si no
tuviera cosas más importantes, en estos días he dedicado tiempo a ver los
debates que han organizado la Comisión Estatal Electoral y algunos canales de
televisión. Me han llamado la atención principalmente los celebrados entre
candidatos a las alcaldías.
Cuando niño y
que llegaba a cometer alguna fechoría, la reprimenda o castigo no se hacían
esperar. Mi madre era implacable en esas tareas. Demostraba contundencia y
rudeza para mantener la paz y tranquilidad hogareña. La suplica era siempre
momentánea, NO LO VUELVO A HACER.
Pasaron los
años y llegaron los tiempos de los desvelos juveniles, muchas veces acompañados
de bebidas refrescantes que al día siguiente pasaban la ingrata factura.
Levantarse temprano y contribuir a las labores de la casa en ese estado, era
una tortura que no requería de un mayor regaño o reprimenda. El malestar era
tal que de nuevo, NO LO VUELVO A HACER.
Después de ver el primero de los
debates pensé en aquella prometedora frase que tuvo eco hasta pasados muchos
años, cuando ya los regaños y las repetidas resacas habían hecho mella en mi
conciencia.
Pero al igual
que antaño, me mantuve firme frente al televisor viendo estas trasmisiones.
Escuche muchas barbaridades. Los candidatos han asumido con absoluta
irresponsabilidad su papel de convencer al electorado de que son la mejor
alternativa. Mienten con abrumadora facilidad, haciendo gala de dotes
artísticos, se asumen como los salvadores de la ciudad.
Se involucran en acciones que
escapan a la esfera de su competencia gubernamental. Hacen el papel de
diputados, senadores, gobernadores, sin el menor recato. Hablan de inversiones
millonarias sin siquiera tener conocimiento de causa sobre las dificultades
para la obtención de los dineros.
Una candidata casi recostada en
el atril, utilizaba solo 20 segundos para hacer sus propuestas. El derroche de
talento y su capacidad de síntesis le permitía despreciar el resto del tiempo
asignado.
Como profesor universitario
siempre renegué de mis alumnos por las exposiciones que presentaban para
ilustrar o explicar algún tema. Mis exigencias llegaron al grado de tener que
suprimirlas dado el poco contenido que mostraban.
Ahora que he visto este pésimo
espectáculo, me permito pedirles una sinceras disculpas a esos valientes y
entusiastas jóvenes y decirles que por lo menos tienen mejores herramientas
para expresarse que todos los candidatos que he visto disputarse algún puesto
en la presente elección.
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