jueves, 14 de junio de 2012

Deudores Diversos


No hay riqueza más peligrosa que una pobreza presuntuosa…San Agustín

Los grandes almacenes de la localidad se dieron a la tarea de contribuir de forma solidaria con la economía familiar y el pasado fin de semana nos recetaron descuentos formidables para poder festejar al rey de la casa. Hasta 20% de descuento y 18 meses para pagar, aunado a que las tiendas cerrarían sus puertas hasta altas horas de la noche.
El padre se merece lo mejor y no hay que dejar pasar la ocasión para festejarlo como Dios manda. Para eso de andar celebrando fechas los aztecas nos pintamos solos. Y la mejor manera de demostrar nuestro afecto tiene que ver con entregar un regalo, obvio entre más grande, cuantioso e inservible sea, mucho mejor. Cuando el festejado ve el tamaño de la caja, le gana la emoción, su júbilo no es precisamente para atinar su contenido, sino que asume que será él quien cargará con los platos rotos.
Los compradores se volcaron a los almacenes en busca del regalo perfecto. Escudriñaban en los anaqueles para encontrar la prenda preferida. Escuche a una señora que le decía a su hija…llévate ese, ya tenemos aquí más de tres horas y no te has decidió. La hija le respondió…es que si no le queda? Si no le queda a tu papá se lo das a tu hermano.
Los obsequios encuentran siempre un mejor acomodo. Las compras apresuradas nos llevan a elegir lo que sea, a final de cuentas lo que importa es la intención y el monto de lo gastado. Estaremos festejando el siguiente día del padre y aun no terminaremos de pagar el regalo del año anterior.
Las ingratitudes del sistema económico nos llevan a adquirir deudas que no tienen sentido. La tarjeta arde. La entregamos a la dependienta rezándole a todos los santos que “pase”. La dama desliza el plástico y la espera se vuelve eterna. Cuando la tarjeta es rechazada asumimos una actitud de incredulidad ante tan vergonzoso evento. ¡Qué raro que no haya pasado, si apenas ayer pagué¡. Abrimos la cartera en busca de una solución divina. El resto de los plásticos están ya cancelados y entregarlo resultaría por demás penoso.
Las bancos hacen de las suyas para tener cautivo a los deudores, que ávidos de seguir dentro del sistema financiero llevan hasta sus máximas consecuencias los privilegios de ser sujetos de crédito. Cuando a punto estas de gastarte el último peso del límite asignado, recibes la llamada celestial que te ha elegido por ser cliente distinguido para ampliarte tu saldo otros 10,000 pesos.
Respiras hondo, sujetas la tarjeta con fe y devoción, le das un beso y la acaricias como quien acaricia a la novia diría el perro Bermúdez y te alistas para el siguiente tarjetazo, al fin y al cabo está a 18 meses

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