Mis padres vivían junto a una dscoteca, pero cada noche se quejaban (los de la discoteca) porque hacían mucho ruido…Joaquín Sabina
De
nueva cuenta las autoridades ponen a aprueba a los ciudadanos. Los
ayuntamientos de varios municipios metropolitanos aprobaron recientemente
incrementar las sanciones económicas para aquellas personas que provoquen ruido
excesivo. Lo anterior ya se veía venir, lo cierto es vivir con comunidad ha
sido y es todo un reto para los regiomontanos.
Pero
medidas recaudatorias no terminarán con el problema. La autoridad suele echar
mano de lo primero que presenta y piensan que afectando el bolsillo de las
personas podrá remediar el problema. Cuando en una familia alguno de los hijos se porta mal, los padres solemos
mostrar nuestras garras implementando castigos, pensando siempre afectar donde
más le duela.
Restringir
las salidas, horarios, dinero, confiscando el nintendo, la tv o cuanto
artefacto de comunicación exista en casa. Las medidas pueden
tener impacto de manera inmediata, sin embargo, a la larga si esto no lleva
consigo la concientización nos la pasaremos toda la vida imponiendo penas.
Los
ciudadanos debemos mostrarnos como tales, pero ser un ciudadano se aprende no
se decreta por mayoría de edad. Es un proceso consiente donde se aprende a
vivir en comunidad, respetando a la autoridad y los espacios de común
convivencia. ¿Cuántas veces suenan los celulares en una función de cine?,
¿Quiénes ocupan los lugares apartados a personas discapacitadas en los
estacionamientos?, ¿Fuera de los colegios cuantos coches vemos estacionados en
doble o triple fila? La ciudad esta sucia, son pocos los espacios donde la
basura esta ausente.
Antes
de pensar en imponer sanciones cada vez más fuertes, debemos idear acciones de concientización ciudadana,
que permita a la sociedad rescatar la esencia que dio origen a la vida en
común.
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