El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo…Gabriel García Márquez
Uno de los
datos que mayor esperanza y tranquilidad nos hace sentir a los aztecas es la inflación.
Resulta que en el 2012 apenas llego al 4% según cifras oficiales. El índice más
bajo en los últimos diez años. Pero sin ser aguafiestas, de poquito en poquito
se va llenando en jarrito. Si en los últimos diez años hemos tenidos niveles
inflacionarios de alrededor del 4 al 6%, quiere decir que las cosas no van tan
bien como pensamos. Obvio, no faltará aquel osado que diga que eso es mejor que
tener los niveles registrados en los ochentas, por encima del 150%.
La
pregunta es: ¿Por qué si la inflación es tan baja, las personas sentimos que
acudir al mercado cada vez es más costoso?, ¿Por qué si a principios del año
pasado gastábamos $500 ahora necesitamos $700 para comprar lo mismo?
La inflación
no es un indicador que realmente y de
manera clara mida el poder adquisitivo de las personas.
Los precios se miden a través del INPC, que establece un determinado número de
productos que se supone las personas adquirimos de manera generalizada, es
decir, bajo patrones de consumo más o menos similares. Estos productos son
monitoreados en diversas zonas del país y con ello se determinan porcentajes de
incremento o decremento de precios, midiéndose periódicamente.
Muchos de
los productos que regularmente consumimos pueden incrementar sus precios, sin
que estos sean considerados en la canasta básica, por lo que quedan excluidos
de contabilizarse al momento de medir la inflación. Una manera muy ventajosa de
medir las cosas, siempre provocando con ello un espejismo. Mientras pensamos
que los precios solo se incrementaron 4%, productos como la carne de res,
huevo, carne de cerdo, aceite, arroz, etc., se incrementaron hasta en un 50% en
solo un año. Tons de que se trata.
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