jueves, 3 de enero de 2013

Asilo


Cuando era joven mis padres me prohibieron las malas compañías, y me dejaron solo conmigo mismo, los muy imprudentes…Marcel Carné

ASILO, Dícese de:

1 Lugar benéfico para personas pobres o desvalidas; 
2 amparo o protección para una persona;  
3 refugio para delincuentes y perseguidos.

 Cuando mi padre escucha esta palabra comienza a tronarse los dedos, tose repetidamente y pide un trago de cerveza. Las personas mayores viven la cercanía con el destino final, aunado al deterioro físico al que eventualmente y de forma natural deben enfrentar.
Hasta hace algunos años (en la mayoría de los casos) dejar,  depositar, invitar, llevar a un anciano a un asilo era cosa de hijos desnaturalizados y malagradecidos. La sociedad hemos cambiado. El entorno en el que nos desenvolvemos, así como modificaciones en los patrones y roles familiares, la situación económica, productiva y de desarrollo personal y profesional, entro otros muchos factores, han generado una visión distinta sobre este fenómeno.
Del mismo modo estas casas de reposo o estancias, se han convertido en muchos casos en instituciones donde el adulto mayor encontrará algo más que asilo.
Los derechos de las personas mayores a una vida diga es innegable. Su condición requiere la atención obligada del Estado (ojo no solo del gobierno). Del mismo modo que se han creado estancias gratuitas para los niños y que ello permite a los padres poder trabajar; es un hecho que se requieren instituciones públicas y sociales destinadas a los adultos mayores para contribuir a este mismo propósito.
Hacerse cargo de un adulto implica atención especial en el cuidado de su salud. Además de espacios donde pueda tener esparcimiento, desarrollo intelectual y social. El cariño, la voluntad y el tiempo son necesarios más no suficientes.
Ya sé decretó el día del abuelito, los gobiernos estatales y algunos locales han hecho gala de su capacidad inventiva y entregan despensas y tarjetas con dinero para que sean canjeados en almacenes. Sin embargo, acciones como estas no son suficientes.
El Presidente de la República acaba de emitir un decreto a través del cual crea el Instituto Nacional de Geriatría, (fundado en 2008, adquiere ahora carácter nacional). La población de sesenta años o más está creciendo en nuestro país, alcanza hoy en día 9 millones de personas, obligando al gobierno a diseñar políticas orientadas a la atención específica de esta  población.

En este instituto se desarrollarán acciones orientadas a la investigación, cuidado y atención de enfermedades asociadas a la tercera edad, lo que permitirá afrontar esta etapa de la vida con una perspectiva diferente.

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