jueves, 10 de enero de 2013

REGLAS PARA EL USO DEL I-PHONE


El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando…Thoreau


Harto revuelo a ocasionado la lista de deberes que una madre entregó a su hijo si es que quería hacerse merecedor de un iPhone. Fue de tal magnitud la nota que ha sido objeto de comentarios en los medios informativos estelares. Las razones que motivaron a la madre eran obvias. Buscar hacer más responsable y consciente a la criatura que recibiría un obsequio de esa talla.

En estos tiempos sorprende como los padres hemos llegado al extremo de ser permisibles con nuestros hijos. No queremos batallar y terminamos siendo vencidos por los pedimentos de los infantes, ante el temor de que las negativas, reprimendas o regaños causen estragos en sus conductas.

A menudo los padres dicen ser complacientes con los hijos, debido a que ellos carecieron de tales beneficios materiales y no desean que sus hijos crezcan en las mismas circunstancias. Al final no son más que excusas que encontramos para justificar nuestras deficiencias como padres y la falta de espacio para mostrar verdaderamente los afectos, reduciéndolos a la compra de objetos.

Para mí y muchos de esa generación, leer una letanía de condiciones para el uso y disfrute de un bien no es algo nuevo. Los padres solían condicionar los permisos, el dinero y los regalos. Primero porque el dinero no abundaba, además era una responsabilidad paternal hacernos entender el costo de las cosas y los que implicaba "ganarse los centavos". Segundo, porque el dar significaba asumir una responsabilidad como hijos, orientada a contribuir con buenos comportamientos, cumplimento de obligaciones escolares y apoyo en las labores domésticas.

Estamos pasando a ser una sociedad más anárquica, donde las reglas quedan en el olvido y su uso significa conflicto, intolerancia y falta de respeto. Los papeles se han invertido

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