Hay tres clases de mentiras: La mentira, la maldita mentira y las estadísticas…Mark Twain
El Partido Acción Nacional recién concluyó su proceso de reafiliación
de miembros. Convocó a su gremio a manifestar su convicción para mantenerse
dentro de este instituto político. La respuesta fue catastrófica. No llegaron
siquiera al 50% de su padrón que solían presumir. Las respuestas que los
jerarcas panistas han manifestado son de todo tipo. Lo cierto es que su
membresía creció en función de las dádivas y recompensas que ofrecieron a costa
de su adherencia.
Quienes
ostentaban un cargo público y tenían aspiraciones políticas, solían inflar la
nómina gubernamental con los supuestos miembros, quienes para pagar el favor
debían acudir a las asambleas a demostrar sus simpatías con tal o cual pre
candidato. Así este partido simulo su democracia desencadenando en escaramuzas
vergonzosas donde la suerte estaba echada para quien tuviera un mayor número de
adeptos producto de incrementar su nómina. De este modo Fernando Elizondo tuvo
que ser nombrado candidato ante la amenaza de que Maderito hiciera uso de estas
prerrogativas ganadas a costa del erario público.
De esta
manera se puede explicar parte de los excesivos gastos en que incurrieron y
siguen haciéndolo muchas administraciones municipales y estatales. Ser miembro
del PAN implicaba ocupar un cargo en la administración pública, obligado
solamente a acudir de manera religiosa a los compromisos partidistas. Sin crear
convicción o compromiso ideológico, los panistas vieron como al terminarse el
contrato, con ello terminó el vínculo creado.
De nueva
cuenta la amenaza de este tipo de prácticas ponen al panismo ante las cuerdas.
No hay manera de detener la vorágine por el poder. Los mecanismos de control
son poco claros y se perfilan ya desde ahora prácticas similares para
beneficiar s sus candidatos de los próximos comicios.
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