PÓNGANSE LA DEL PUEBLA

Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás…Demócrito de Abdera

  Un diario local grabó a agentes de tránsito de varios municipios de la entidad cometiendo actos de corrupción. La nota refiere a que los cambios de administración no han traído los dividendos esperados en esta materia y los guardianes del orden vial siguen prestándose a cometer actos no propios.

  Pero los medios ni la ciudadanía podemos esperar que los cambios de estafeta en materia gubernamental traigan consigo por si solos modificaciones en las actitudes de sus integrantes y  de la comunidad. Combatir la corrupción no es un asunto menor. Se requiere analizar el asunto desde ópticas distintas, desde perspectivas administrativas, jurídicas,  sociales, culturales.

  Entendemos que la corrupción implica la participación de dos partes. Cuando la referimos al sector público, intervienen tanto servidores públicos como particulares que están dispuestos a participar para obtener alguna ventaja.

  Sin embargo, no siempre se da este binomio, existen actos de corrupción en el sector público, en el que únicamente participan funcionarios del gobierno, dejando de lado la parte ciudadana. Existen varias tipologías para identificar este fenómeno, la literatura especializada se ha encargado de promover material suficiente para estudiar y entender esta práctica.

  México ocupa el lugar 100, de 180 naciones que se monitorean en este renglón. Las autoridades encargadas de guardar el orden son las más corruptas. Los políticos son el grupo en el que la sociedad menos confía.

  Los policías y tránsitos seguirán cometiendo este tipo de actos si antes no modificamos el entorno. Elegir de forma metódica a quienes lleven a cabo esta labor. Imponer sanciones ejemplares a quienes cometan actos no propios. Incentivar a la comunidad a mantener el orden. Poner el ejemplo por parte de las altas esferas del gobierno. Cero tolerancia, cero impunidad. Transparentar los actos de gobierno.