Las
deudas son como cualquier otra trampa en la que se es muy fácil caer, pero de
la que es dificilísimo salir…George
Bernard Shaw
En 1994
todo mundo esperaba con ansia la Navidad, el presidente Zedillo recién tomaba
posesión y las cosas parecía, se encaminaban a buen
puerto.
De pronto la crisis estalló. El sistema financiero mexicano colapsó y
con ello miles de familias vieron mermadas sus posibilidades de tener un
patrimonio. La jauja económica que nos vendió el sistema se desmoronó por
completo.
Una nueva
crisis golpeaba a la ya de por si vapuleada sociedad azteca. Anécdotas como
esta forjan el carácter nos dicen. Los
bancos quebraron, las tasas de interés se dispararon y con ello comenzó el
tortuoso rescate que el gobierno federal ofreció a los banqueros a costa de la
sociedad.
Los aztecas
comenzábamos a vivir en una sociedad de consumo con todos sus accesorios. Acostumbrada
a pedir fiado en la tiendita, la botica o la carnicería, de pronto se habían
visto beneficiada con dinero plástico, sin mediar las consecuencias, vivir del
crédito tiene sus riesgos.
Pasaron los
años y la lección pareciera no haberse aprendido. El 80% de los gobiernos
municipales en México presentan una situación delicada en sus finanzas
públicas. Su poco respaldo financiero ubican a muchos de ellos en calidad de
riesgo.
En pocas
palabras, no son sujetos de crédito porque su capacidad de respuesta es casi nula.
Lo mismo sucedió con los intereses en los créditos tanto de tarjetas como de
otros instrumentos. Las tasas se elevan en función del riesgo. En aquellos años
muchos fraccionamientos fueron abandonados ante la falta de pago. Las casas
vacías representaban aquel espejismo en que vivimos.
Hoy en día las cuantiosas deudas gubernamentales siguen sin ser respaldadas por obras o acciones que den testimonio del despilfarro. Las familias pagaron caro su irresponsabilidad mientras las autoridades solo estiran la mano para que la federación a costa nuestra salga a pagar los platos rotos.
Y no se podria hacer una auditoria para ver a donde se fue tanto dinero? La torre esa de gobierno, me parece muy buena idea para centralizar las oficinas y ahorrar dinero. Lo malo es que tambien se me hace una tapadera para aprovechar y esconder fuga de capitales con pagos excesivos a proveedores. Me imagino que el costo final fue mucho mas alto de lo presupuestado y como hablamos de millones de pesos que no creo tenga el gobierno a la mano pues pasan a ser deuda.
ResponderEliminarJA
No se se puede, sino deben auditarse estas y todas las obras que levanten sospecha de sobre precios. En el caso de la Torre, que se había dicho hasta el cansancio que no costaría dinero público al final no fue así y quienes vendieron el proyecto como tal siguen gozando de las prerrogativas del presupuesto y del fuero político.
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