Hasta hace algunos años consumir comida china en esta ciudad
era poco común. Se habían instalado en esta urbe algunos lugares donde ofrecían
comida de oriente. Incluso estos establecimientos corrían con poca fortuna y
al poco tiempo cerraban sus puertas.
El tiempo pasó y de pronto los chinos comenzaron a instalarse
en todas las plazas comerciales, chicas y grandes. En zonas de ricos, de no
ricos y hasta de pobres. La ciudad comienza a tapizarse de leyendas alusivas a
dragones y otros seres mitológicos de la cultura oriental. Lo curioso es que, además del gusto que los regiomontanos hemos desarrollado por estos platillos; los dueños de estos
establecimientos son chinos, chinos verdaderos que cruzaron el océano en busca
de fortuna y han encontrado un nicho en la entidad.
Con negocios de tipo familiar, sin conocer el idioma, las
costumbres o demás mañas de los aztecas, le han apostado a la conquista del
mundo a través de la comida. No se que tan sencillo sea salir de un país
comunista con más de 1,200 millones de habitantes. Quizás sea una política de
estado que busca expandir su población mediante las facilidades para emigrar e
instalar un negocio fuera de su patio. Habría que ver si llegan con todas las
de la ley (aunque en México decir todas la de la ley es como un chiste) o bien
son personas indocumentadas que encuentran en el país de la corrupción un
paraíso.
Auspiciado y provocado por el gobierno o no, y con la
complicidad o no de las autoridades mexicas, lo cierto es que dentro de poco
tiempo desaparecerán los puestos de menudo y barbacoa, para sustituirlos por lo
de arroz frito y pollo agridulce. Los chinos que emigran deben estar al margen
de una política poblacional que imperó durante muchos años y restringía el
derecho a tener una familia numerosa.
Imaginen a todo ese ejército de chinos en un pueblo lejano,
donde tener hijos es cosa de potencia y aguante, muy pronto los regios
comenzaremos a tener la cara redonda y ojos rasgados, eso si, seremos bastante duchos para los clavados (sin albur) y para el ping pong.
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