Escribo para que la muerte no tenga la última palabra…Odysseas Elytis
Era tan
bueno…debe uno dejar esta tierra para ser merecedor de elogios por parte del
respetable. En vida convocó a innumerables reuniones a las que solo pudo reunir
escasamente a media docena de invitados. Pocas veces fue requerido para algún
festejo importante, se caracterizaba por ser un tipo solitario. Sus comentarios
en el "feis" eran objeto de escasos tres "likes"; uno de su esposa, otro de su
hermana y el suyo propio.
Cuando
deseaba hacerse notar ponía algún comentario llamativo, alguna frase retadora o
de esas de motivación, le tomaba fotos a lo que estaba a punto de comer y las
compartía en su muro, de la misma forma cuando salía de su casa, cuando se
subía al camión, o cuando iba a algún concierto de Pesado o del Gigante de
América, presumía sus localidades y sus andanzas.
Hoy la sala
2 luce llena. Ha partido nuestro buen amigo, a quien ahora todos recuerdan con
cariño. Fué haciendo una convocatoria de este tipo que logró verse rodeado de
gente, cosa que siempre anheló. Entre murmullos se cuentan cosas maravillosas
de él. Los presentes luchan entre sí para relatar anécdotas que destaquen su
cercanía con el anfitrión.
Sus
contemporáneos recuerdan la últimas veces que estuvieron juntos en ese mismo
recinto despidiendo a otro del clan. Se miran con la serenidad que los años
dan, preguntándose quien será el que convoque a la próxima reunión y apuestan en
que sala se verán de nueva cuenta las caras.
Pasado el
sepelio, tendremos que esperar al día de los difuntos para recordar a Don
Pascual. Hombre temerario, recio, fuerte, elegante, capaz, trabajador, buen
padre, mejor esposo, amigo incondicional, alegre, enigmático, galán, buen mozo,
de las mejores costumbres, vecino incomparable, maestro de maestros, fiel,
abnegado, risueño, ejemplar, el tío preferido…RESPETUOSAMENTE A LOS SANTOS
DIFUNTOS.
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