jueves, 29 de noviembre de 2012

DEBO NO NIEGO, PAGO QUIEN SABE


Juntar las manos para rezar, bien está. Abrirlas, para dar, es mucho mejor…Ratisbonne



El tema de los ingresos estatales está de nuevo de moda. Como cada fin de año al presentarse los presupuestos de ingreso y gasto, comienzan los análisis de todo tipo. Por un lado los oficialistas que defienden la iniciativa del ejecutivo y por otro la oposición que cuestiona todo gasto.

La deuda que se carga el gobierno estatal y que por ende nos compete a todos, se ha convertido en un lastre de proporciones mayúsculas. El dispendio de recursos que vemos en la entidad, ocurre por igual en otros estados y municipios del país.

En alguna oportunidad con la descentralización de fondos federales a finales de los noventas, se inventó un fondo federal para que los ayuntamientos pagasen sus deudas y comenzaran sus gestiones con finanzas sanas. Hoy no hay manera de tales desfiguros, la federación está peor de quebrada que las entidades y municipios.

¿Quién pagará los platos rotos?, pues los ciudadanos. El endeudamiento no es problema si se solicita para invertir, además existan respaldos financieros. Cuando el banco presta para comprar una casa, estará hipotecada mientras no se salde la deuda, o bien se deposita en garantía algún bien que valga lo mismo o más que el monto solicitado.

Nosotros estamos pagando por errores e irresponsabilidades. Hicieron un parque al margen del río sabiendo que una lluvia se lo llevaría. Se construyó una torre para albergar oficinas públicas que lleva más de tres años vacía, se armó una mega pachanga que nos lo único que dejó fue una marioneta gigante.  Los miles de millones invertidos en el par vial, no nos dejan absolutamente nada como instrumento de inversión, a menos que se cobrara un peaje, con lo que pagaríamos al menos su costo. 

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