Que bonita familia, que bonita
familia…Pompín Iglesias
fuente de la foto |
La semana anterior fuimos sorprendidos por un caso escalofriante. El
novio de una mujer mató al hijo de esta por que sentía celos. La noticia
asombró de nueva cuenta a nuestra comunidad.
Como sociedad
nos hemos convertido en una entidad más violenta. No solo porque hayan
aumentado los indicadores y cifras que
tienen que ver con la criminalidad, aun y cuando la autoridad se niega a
aceptarlo.
Pero el
reflejo de una sociedad más violenta no se percibe únicamente con el incremento
en estas cifras. Sino por la manera como la sociedad percibe la violencia en su
vida cotidiana. El común de la gente comienza a preguntarse porque no se aplica
la pena de muerte en nuestro país. Si bien es cierto esta medida no resulta del
todo eficiente para contrarrestar los incrementos de la criminalidad, por lo
menos deja un sentimiento de satisfacción o venganza.
Incrementar
las penas o hacerlas más severas permite percibir una sociedad deseosa de
atacar con mayor violencia a los criminales. El pedir una mayor presencia
policíaca, más armamento y policías más preparados no deja entrever esta
condición que experimenta la sociedad. Los museos siguen luciendo vacíos, pero
las exposiciones donde se exhiben soldados, armas y tanques lucen repletas.
Este fin de
semana vimos en los diarios y la televisión como una familia dirimía sus
diferencias a pedradas, insultos y amenazas de muerte. Motivados por la disputa
de una herencia, no precisamente de un tejaban o un montón de
ladrillos, sino de cientos de millones de dólares.
Hay que dedicar
mayor tiempo y espacio a crear y criar una sociedad diga, en lugar de enaltecer
cuestiones violentas como lo hemos hecho hasta ahora.
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