No
está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo…Susan Sontag
En días pasados una fotografía del Presidente Enrique Peña Nieto
causo furor entre el respetable. Lo acompañaban parte del cuerpo de mujeres
policías pertenecientes a la Secretaría de Seguridad Pública de Aguascalientes.
Ataviadas de negro, tacón alto, medias ajustadas, y lentes oscuros; las damas
hacen alarde de mantener en óptimas condiciones el cuerpo.
Las mujeres en cuestión están perfectamente entrenadas.
Cumplieron con sus cursos de adiestramiento conforme a lo establecido por la
corporación. Cambiar la imagen de los cuerpos de seguridad puede traer consigo
buenos dividendos. Contar con mujeres policías y que a su vez gocen de salud
irreprochable, puede generar un mayor acercamiento con las buenas prácticas
hacia la legalidad.
En México estamos acostumbrados a ver policías regordetes,
con una personalidad que los hace fácilmente ser confundidos con los propios
delincuentes. Es por eso que durante la presentación de los bandidos ante los
medios de comunicación, deben estos traer algún distintivo que los acredite
como tales, debido a que en ocasiones anteriores no era posible identificarlos
plenamente.
El ahora cuerpo femenil policíaco de Aguascalientes no deja
lugar a dudas del esmero y dedicación que la autoridad ha puesto en mantener en
buena forma a sus integrantes. Si bien este atractivo visual puede disuadir
hasta al más perverso ladrón, de la misma forma puede motivar a los malandrines
a ser sujetos de una detención, para que lo sometan a una exhaustiva revisión
corporal.
Aun y ante esta tentadora invitación, es importante mantener
en buena forma a nuestros policías, no sólo física, sino intelectual y
culturalmente y que ello se convierta en una condición poco alentadora para
cometer algún ilícito.
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