Las leyes mantienen su crédito no porque sean justas, sino porque son
leyes…Michel Eyquem de Montaigne
Hoy o el
lunes o ya ni se cuando se conmemora un aniversario más de la promulgación de
la Constitución de 1917. A capricho de las autoridades, sin saber a ciencia
cierta de quien o quienes, los festejos nacionales pasan a conmemorarse en día
distinto al oficial.
La
Constitución mexicana tiene más de 200 reformas. Muchas de ellas acordes con
los tiempos y las circunstancias que han obligado a los congresos a hacer
frente a interpretar la realidad mediante los ajustes legales que la nación
exige. Pero por otro lado hay aun temas pendientes dignos de ser tomados en
cuenta que requieren urgentemente cambios sustanciales que lleven al país a
otros niveles de desarrollo.
La
constitución es el alma del pueblo. En ella se inscriben los fundamentos
filosóficos del deber ser de los mexicanos y sus instituciones. Sin embargo,
muchas veces quienes han dado vida a las mismas, han convertido al estado
mexicano en una caricatura de lo que realmente evoca nuestra Carta Magna.
Los vicios del
autoritarismo del sistema de partido único no se resolvieron con la llegada de
la transición, sino por el contrario, la insolencia y el absurdo fueron la
constante de los últimos 12 años. Los temas pendientes que dieron vida a los
supuestos esenciales de la constitución siguen aun sin resolverse.
Un
sindicalismo al servicio del poder. Una educación en franco deterioro que no ha
hecho más que cumplir con el mandato de la universalidad, un sistema económico
que privilegia a las clases poderosas, una corrupción
galopante que involucra a todo sistema viviente, la impunidad e injusticia en
todos los órdenes, el deterioro ambiental a expensas de la imprudencia e
intolerancia, partidos políticos que trasgreden el sistema de competencias
electoral so pena de ser absueltos por la incompetencia de los tribunales en la
materia…
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