Cada año la comunidad regiomontana emprende una labor solidaria en que se conjugan esfuerzo, entusiasmo, recursos y organización, todo en pos de que la gente de escasos recursos pase un invierno acogedor.
Participan todos. El gobierno estatal, televisoras, ayuntamientos, clubes de servicio, organizaciones no gubernamentales, escuelas, sociedad civil. El llamado es para dotar de cobijas suficientes a las familias más pobres de nuestra entidad.
Es parte del diseño publicitario para materializar las bondades de una comunidad que necesita brindarse al prójimo. Y que mejor manera de hacerlo que obsequiando una cobija. Pero, me vienen a la mente algunas cuestiones.
Quiero imaginar que quienes estamos leyendo este comentario igualmente ocupamos una cobija para mitigar el frio, incluso hasta dos, hay quienes se cubren con un SAN MARCOS y encima se arriman otra cobija, si es gordita "más mejor". Pero el cobertor que usamos, (al menos en mi caso) la he tenido durante años. Dudo que nosotros cambiemos de cobija cada invierno, sería algo poco usual.
Sin desestimar el esfuerzo, ni tampoco restarle importancia a los efectos del frío, me pregunto ¿qué le hace la gente a las cobijas que año con año recibe de tan generosas manos?, ¿la usa y las desecha sabiendo que el año próximo recibirá otros cobertores?, ¿son de tan mala calidad las cobijas que solo duran un invierno?, ¿o la imaginación es tan poca que nos alcanza solo para dotar de cobijas a los más necesitados?
Nos hemos acostumbrado a contener las consecuencias y no atender las causas de los problemas. Podemos seguir dando cobijas todos los años, sin que ello permita darle un verdadero calor a quienes más lo necesitan.
Estoy muy de acuerdo con tu comentario. Yo diría: aporta ru cobija y con eso marca el inicio de un mes completo de ayuda al prójimo menos afortunsdo.
ResponderEliminarMe refiero a no bajar la guardia en ayuda material en forma individual pero añadir calidad al dar.
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