Los hombres son crueles, pero el hombre es bueno.
(Rabindranath
Tagore)
Hace días un buen amigo perdió su empleo. Peregrinó por empresas, el gobierno, y universidades sin encontrar fortuna. Decidió invertir lo poco que le quedaba de su liquidación en iniciar un negocito. Sin saber los vericuetos burocráticos que encontraría se dio a la tarea de hacer las cosas "como Dios manda".
El negocio consistía en una fonda para vender tacos. Su
aventura por los negocios de la gastronomía estaba respaldada por su gusto y
afición por la comida. Una vez que identificó el lugar e hizo los ajustes
financieros necesarios, emprendió su camino a las oficinas públicas.
Salubridad, comercio, protección civil, obras públicas; esas
nada más del municipio; del estado, igual, más la secretaría del trabajo,
tesorería, agua y drenaje; y federales, el seguro social, sat, cfe, y no sé
cuantas más. Apenas llevaba la mitad de las visitas y ya se me estaba rajando.
Al grito de SI SE PUEDE, alenté a mi cuate a seguir con el proyecto.
Todavía no vendía el primer taco y el presupuesto se había
agotado, los meses transcurrían y las rentas y servicios no perdonan. Consiguió
prestado el resto y se dispuso a cortar el listón.
El tiempo pasó, y aunque el lugar estaba limpio y los tacos
de buen sabor, no se paraban ni las moscas. La competencia de los carritos
callejeros que están al margen de todo aquel entramado que vivió, conoció y
hasta despreció, lo ponen en desventaja. Al final de cuentas, un anuncio de se
renta daba por terminada esta aventura.
¿Qué pacho? Me preguntaba. No será que perdí mucho tiempo y
dinero haciendo las cosas como deben ser. Hace días conocimos por parte de las
autoridades norteamericanas como se las gastó WalMart para poder abrir tiendas en México. Aceptan
haber otorgado sobornos por más de 25 millones de dólares (que agarrados). La
noticia provocó el desplome de sus acciones en la bolsa. Se investigará hasta
las últimas consecuencias (en Estados Unidos, no se me emocione) y aquí,
habremos de esperar con que cuento nos van a salir las autoridades.
Desafortunadamente la corrupción sigue siendo un factor de aliento para la apertura de negocios, por el contrario un estado de derecho firme y eficaz, pareciera frena y desmotiva la inversión.
Desafortunadamente la corrupción sigue siendo un factor de aliento para la apertura de negocios, por el contrario un estado de derecho firme y eficaz, pareciera frena y desmotiva la inversión.
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