No existe una mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación…John Stuart Mill
Algunos esfuerzos han llevado a cabo la autoridad federal y local para contrarrestar los efectos de la obesidad infantil. El asunto requiere atención especial, México se ubica en primer lugar mundial con este padecimiento. Los estragos del problema se apuntan a desencadenar en efectos nocivos a la salud en proporciones mayúsculas.
Se promovió un menú entre la población escolar y los padres de familia a efecto de concientizarlos sobre la necesidad de alimentar de manera correcta a los pequeños. De la misma forma se intentó regular al interior de los planteles la venta de alimentos “chatarra”; acciones que no han tenido el impacto deseado.
Ahora que están tan de moda las alianzas y los pactos podríamos pensar en acciones de gran impacto y que requieren más que nada de voluntad. Además de lo hecho hasta ahora, podemos comprometer a los docentes de cada plantel a que se someten a un régimen alimenticio que contribuya a motivar a los infantes a seguir ese ejemplo.
Los mentores suelen ser un referente importante de tenacidad y conocimiento y si algunos de ellos traen algunos kilitos de más, pues que mejor manera de involucrar a los pequeños que asumiendo un reto de esta naturaleza.
Se podría reconocer a aquella escuela, al igual que se hace con otro tipo de evaluaciones, que consiga mejores resultados en la pérdida de peso y que se mantenga en una línea adecuada de este indicador. Permitiendo involucrar de manera más efectiva a la comunidad educativa para atacar el problema de manera integral.
Los docentes podrían entonces vivir en carne propia las bondades de un menú nutrimental adecuado, platicar a sus alumnos las experiencias y de motivar a los infantes a seguir con una alimentación adecuada.
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