lunes, 10 de diciembre de 2012

A JALAR SE HA DICHO


El trabajo es una invasión de nuestra privacidad…Woody Allen

Durante semanas se discutió en el Congreso la reforma laboral. En el Senado fue donde se presentaron las discusiones más álgidas. A final de cuentas se impuso la intolerancia de los partidos atentando contra los derechos laborales, ya de por si maltrechos.

Hace días un alumno que recién concluyó sus estudios profesionales en una universidad privada, consiguió un empleo eventual en un prestigiado hotel de la localidad con categoría de cinco estrellas. Sentí un especial gusto debido a que en estos tiempos que un joven recién graduado consiga un empleo es algo difícil.
Conversamos sobre el tema y llegó entonces la pregunta obligada. ¿Cuánto te van a pagar? El silencio se prolongó durante varios segundos y me dijo; 100 pesos por 12 hora de trabajo. Lo abracé efusivamente pensando que yo había entendido mal y me habría querido decir dólares. Me dijo: ¿profe, si entendió que lo que van a pagar son pesos no dólares?
De las risas al llanto. Le dije eso se llama explotación. ¿Pero además de los 100 pesos mínimamente contarás con alguna otra prestación o recompensa en especie? Me dijo, no, nada, solo cien pesos. Pensé en paisas que comúnmente sufren de estos abusos al norte de nuestras fronteras, o de los indígenas que son explotados en trabajos indecentes.

Después de tanto alboroto, entrevistas y juramentos de empresarios, comerciantes y políticos de que la reforma iba en serio, lo cierto es que en una ciudad industrial, en un hotel con prestigio mundial, y posterior a una reforma que llamaron histórica, prevalece la explotación, la injusticia y el abuso de autoridades y empresarios que coludidos trafican con los deseos y las ganas de los jóvenes por superarse y salir adelante. 

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