miércoles, 19 de diciembre de 2012

EL INTERCAMBIO DE REGALOS

Los amigos son como la sangre, cuando se está herido acuden sin que se los llame…Anónimo


Una de las muchas costumbres que durante estas fechas tenemos muy arraigados los aztecas es el intercambio de regalos. Principalmente en las oficinas, lugares donde diariamente se escenifican épicas batallas, suelen intentar limar o ampliar las asperezas con tan típica costumbre.

Lo primero es ponerse de acuerdo sobre el precio del regalo, después la rifa. Todo mundo implorara a los dioses del estadio que les toque cualquiera menos fulanito o fulanita. Obvio que los espíritus hacen lo propio y siempre resulta que te ha tocado a quien menos puedes ver o ya si la maldición es mayúscula te toca regalarle al jefe.

Pero con el afán de resolver las controversias sobre los obsequios, que por cierto suelen ser bastante chafas, feos y sin ninguna consideración, se hace una lista de objetos deseados. Los participantes enlistan las cosas restándole interés al evento y reduciendo la discrecionalidad, con lo que se intenta evitar venganzas ociosas.

Los participantes parecieran modelos salidos de la revista GQ. El intercambio es de 200 pesos y enlistan cosas como carteras DG, lentes PRADA, o bolsas de ERMENEGILDO ZEGNA, finalmente no queda otra que ir a colegio civil por una copia pirata del regalo prometido.

Mi madre acude a su tradicional intercambio del que año con año llega con los mismos honores. Una vasija despostillada, unos muñequitos de cerámica que ella regaló el año anterior, unos chocolates rancios; pareciera que esperan con ansias el momento para recordarse la amistad que a lo largo de los años han podido edificar.

Dejemos pues los intercambios de regalo como pretexto para manifestar nuestro aprecio o desprecio, una sonrisa fingida o no, un abrazo o una palabra afectiva brindan mejores dividendos.

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