TERROR

El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad…Albert Einstein

 

Una Vez más el pueblo norteamericano es presa del pánico. Un atentado terrorista cometido durante la edición del maratón de Boston, dejó un saldo hasta ahora de tres personas muertas y varios heridos, algunos de ellos de gravedad. De inmediato las autoridades calificaron el acto como TERRORISMO, pues reúne las condiciones para adjetivarlo de esa manera.

Quizás para nosotros un acto terrorista es aquel cometido por un Talibán o algún miembro de algún grupo religioso radical de medio oriente. Los estereotipos nos muestran que dichas conductas violentas están asociadas a un árabe portando un rifle de asalto, la cara cubierta y montado sobre un camello.

En Estados Unidos, se cometen actos terroristas por sus nacionales. Previo a las Olimpiadas de Atlanta un güero cometió un atentado de terror, lo mismo sucedió años después en el fallido intento por derrumbar las torres gemelas de NY.  Y los innumerables actos similares cometidos contra civiles en escuelas, cines, restaurantes y parques públicos.

En México nos reservamos dichos calificativos con el ánimo de no calentar el ambiente más de lo que está, sin embargo, es necesario recurrir a los significados reales, pues ello implica que tanto la autoridad como la sociedad tomen las medidas necesarias que el caso amerita.

Hace dos años un grupo de malandros  prendió fuego a un casino matando a más de 50 personas. La autoridad no reconoce este acto como terrorismo. La pregunta salta a la vista. Entonces ¿Qué debe ocurrir para que ello se califique como tal?, ¿Cuántas personas deben morir, si de eso se trata, para calificar un acto atroz como terrorismo? Sea una o cincuenta el número de víctimas, lo que se califica como tal son el propósito, los medios y la naturaleza del acto, su calificativo obedece a las acciones que inspira el acto, no al sensacionalismo con el que los medios lo tratarán.