El que cuando se mea no se pelle, es como el que va a la
escuela y no leye…proverbio mexicano
El día de ayer escuchaba una entrevista a Luis Ignacio Da
Silva, mejor conocido como Lula, ex presidente Brasileño. Una de las muchas
cosas que dijo fue que los pobres están excluidos del sistema por su condición.
Se encuentran marginados de los procesos participativos de orden social,
político y cultural. La responsabilidad del Estado, es dotarlos de elementos
que los pongan en igualdad de circunstancias, amén de que sus posibilidades de
ser incluidos persistan.
El 23 de abril se conmemora el día internacional del libro.
Algunos espacios culturales y librerías se unen a esta conmemoración y otorgan
descuentos y promociones para incentivar este hábito, del que igualmente los
pobres están excluidos. La educación que reciben es precaria, sin herramientas
que les permita hacerse de un bagaje crítico capaz de entender y enfrentar su
situación.
El sistema hace gala de su maquinaria para atender lo que han
venido atendiendo desde la conquista. Los pobres siguen estando en el discurso
y se mantendrán ahí debido a que son el sostén político de un precario e
incipiente sistema.
En días pasados mi padre sacó del baúl de los recuerdos sus
calificaciones de la escuela de contadores. Cinco materias, taquigrafía,
ortografía, contabilidad, matemáticas y español. Mi padre fue a la escuela hace
55 años. Hoy cuando vemos las curriculas de los estudiantes de nuestras
universidades, los llenan de materias que poco o nada tienen que ver con la
raíz de la profesión en la que habrán de desenvolverse. Lo peor de todo, en
pocas se destaca la habilidad lectora como motor para generar conocimiento.
La lectura se ausenta de las aulas, el espacio por naturaleza
donde podría comenzar a recuperarse o a iniciarse con un proceso de renovación
de esta habilidad que nos permita, entre muchas otras cosas, a generar un
pensamiento crítico.
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