Es propio de hombres de cabezas medianas
embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza…Antonio Machado
El pueblo jarocho se distingue por su alegría, cordialidad y
camaradería. Suelen ser sinceros, abiertos y pachangueros. Gozan de fama de
tener una boquita que guarde Dios, lo que permite romper el turrón y pronto
sentirte parte de ese maravillo pueblo.
En días pasados se ha advertido la presencia de funcionarios
públicos que valiéndose de su encargo, han desvirtuado la naturaleza de
programas gubernamentales para ofrecerlos como dádivas electoreras, con el
ánimo de favorecer a los candidatos priistas.
Esto derivó en una denuncia penal por parte de la oposición ante
la PGR para que investigue los delitos que resulten. La reacción de la SEDESOL
fue contundente y cesó de inmediato a varios servidores públicos involucrados
en los hechos.
Las elecciones en México han pasado a convertirse en un circo
donde suelen ganar aquellos que gozan del respaldo institucional, logrando
aprovecharse de los programas gubernamentales para hacer negocio político.
Buena parte del pueblo azteca, sumido en la pobreza y la exclusión, son presa
fácil de estos pillos que buscan afanosamente comprar voluntades a cambio de
despensas, becas y apoyos que debieran ser entregados de forma gratuita y en
función de lo dispuesto en las reglas de operación.
Esto sucede hoy en día en Veracruz, pero ha ocurrido siempre
en todos los rincones de nuestro país, desatando con ello contubernios
políticos de poca duración y nulo compromiso. Los votos se compran, con lo que a
la postre los electores pierden la oportunidad de demandar o exigir, pues ellos
han ya recibido su merecido a cambio de cruzar la boleta.
La compra de votos inhibe los principios democráticos más
elementales de demanda, exigencia o reclamo, pues se gestó la llegada al poder
mediante procesos que descalifican esta posibilidad.
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