jueves, 25 de abril de 2013

EL ESTADO DE DERECHO



Nunca lleves tus mejores pantalones cuando salgas a luchar por la paz y la libertad…Henrik Johan Ibsen


Cuando éramos niños nuestros padres tenían formas muy peculiares de mantener el orden y la armonía. Cuando cometíamos alguna falta o infracción, la primera advertencia era manifestada con palabras con cierto grado de amabilidad, cortesía y hasta decencia. En la medida de que nuestra capacidad mental no alcanzaba para comprender dichas palabras, el tono de la voz aumentaba y la sutileza del castellano desaparecía. El paso siguiente era propinar un coscorrón, manazo, el cinto, o lo que estuviera al alcance.  

Esas formas de expresión daban resultados positivos. Los padres en la mayoría de los casos lograban mantener la armonía en el hogar, bajo procedimientos bastante sencillos. El diálogo se privilegiaba siempre y cuando la contraparte, o sea nosotros, estuviéramos dispuestos a utilizar la misma herramienta.

Cuando experimentábamos indicios de falta de capacidad mental para comprender, o deficiencias auditivas, utilizaban otros métodos igual de eficaces con los cuales solíamos entender a la perfección. 

En el discurso oficial desde hace muchos años, el gobierno llama al diálogo para resolver los conflictos, y anuncia que nadie está por encima de la ley.  Los distintos grupos que algo tienen que reclamarle a la autoridad utilizan medios al margen de la palabra. Violentan el entorno y lastiman derechos de terceros bajo la complaciente mirada de la autoridad.

Los llamados al diálogo son aplaudibles, pero todo tiene un límite. No puede ser que un grupo de vándalos mantenga tomada la Torre de Rectoría de la UNAM, ocasionando con ello trastornos administrativos y destruyan el patrimonio de esta casa de estudios.

Lo mismo sucede con maestros, campesinos y demás grupos que buscan poner en entredicho la capacidad del estado de mantener la paz y la armonía a toda costa. Todo con medida, pero a falta de razón, la fuerza debe ser capaz de mantener el orden.

2 comentarios:

  1. Sin fuerza pública, no puede existir Estado de Derecho, pero nuestras autoridades a veces por conveniencia política, otras veces por incapacidad y en muchos casos por temor a que les llamen "represores", se olvidan que mantener el órden es una obligación y que para ello están dotados de fuerza pública, sin ella ningún estado pdría mantener el orden. Se debe privilegiar el derecho de toda persona o grupos de personas a manifestarse, pero siempre cuidando que no se violente el derecho de otro, sin embargo cuando la libre manifestación de ideas conlleva actos vandalicos debe la autoridad actuar de inmediato y aplicar la Ley.

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  2. Toda expresión de las libertades debe garantizarse por el Estado y a su vez limitarse por éste. De otra manera cada quien pudiera hacer lo que se le venga en gana y es precisamente esa condición lo que le da vida al Estado y toda forma de expresión de vida en común.

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