martes, 19 de marzo de 2013

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE OLEO


Cuánto más corrupto es el estado, más leyes tiene…Tácito

Hoy conmemoramos el 75 aniversario de la expropiación petrolera. Para los aztecas el petróleo significa el estandarte que auspicia el nacionalismo. No hay poder sobre la tierra que pueda siquiera plantear la necesidad de reconvertir la empresa, pues ello significaría un sacrilegio.

El sistema económico mexicano esta soportado en el petróleo. Significa el 40% de los ingresos nacionales  r Pero a su vez la empresa se encuentra en una situación compleja desde la óptica fiscal. PEMEX no puede disponer de sus propios ingresos porque se encuentra a merced de los tributos que debe pagar al fisco, provocando que no logre modernizarse ni expandir su infraestructura, al grado tal que somos insuficientes para producir nuestra propia gasolina.

La empresa durante estos 75 años ha estado envuelta en una serie de escándalos ligados a la corrupción y el despilfarro. Muchas de las veces ha funcionado como la caja chica del gobierno, financiado campañas políticas, inclusive poniendose al servicio de sus liderazgos sindicales que siguen despilfarrando a manos llenas el patrimonio de todos.

Apostamos a la bonanza petrolera, sin embargo, a diferencia de otros países, ésta ha estado al margen de la gente. Incapaces  de convertir esa riqueza en infraestructura o servicios de calidad educativos y de salud. No hemos fincado los cimientos de una nación próspera que aprovecha otros recursos disponibles, apostando principalmente al petróleo  que pronto habrá de acabarse y con ello nos esperan momentos de penumbra y zozobra.

Si bien es cierto el camino de la privatización nos asusta, pues nos hace recordar aquellos movimientos turbulentos donde los bancos pasaron a manos privadas de amigos y compadres, o donde las empresas mexicanas fueron rematadas a precios de risa. Debemos entonces pensar en enmendar el camino erradicando la corrupción y poniendo al petróleo al servicio de la patria.

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