Cuánto más corrupto es el estado, más leyes tiene…Tácito
Hoy
conmemoramos el 75 aniversario de la expropiación petrolera. Para los aztecas
el petróleo significa el estandarte que auspicia el nacionalismo. No hay poder
sobre la tierra que pueda siquiera plantear la necesidad de reconvertir la
empresa, pues ello significaría un sacrilegio.
El
sistema económico mexicano esta soportado en el petróleo. Significa el 40% de los
ingresos nacionales r Pero a
su vez la empresa se encuentra en una situación compleja desde la óptica
fiscal. PEMEX no puede disponer de sus propios ingresos porque se encuentra a
merced de los tributos que debe pagar al fisco, provocando que no logre modernizarse
ni expandir su infraestructura, al grado tal que somos insuficientes para
producir nuestra propia gasolina.
La
empresa durante estos 75 años ha estado envuelta en una serie de escándalos
ligados a la corrupción y el despilfarro. Muchas de las veces ha funcionado
como la caja chica del gobierno, financiado campañas políticas, inclusive poniendose
al servicio de sus liderazgos sindicales que siguen despilfarrando a manos
llenas el patrimonio de todos.
Apostamos
a la bonanza petrolera, sin embargo, a diferencia de otros países, ésta ha
estado al margen de la gente. Incapaces
de convertir esa riqueza en infraestructura o servicios de calidad educativos
y de salud. No hemos fincado los cimientos de una nación próspera que aprovecha
otros recursos disponibles, apostando principalmente al petróleo que pronto habrá de acabarse y con ello nos
esperan momentos de penumbra y zozobra.
Si
bien es cierto el camino de la privatización nos asusta, pues nos hace recordar
aquellos movimientos turbulentos donde los bancos pasaron a manos privadas de
amigos y compadres, o donde las empresas mexicanas fueron rematadas a precios
de risa. Debemos entonces pensar en enmendar el camino erradicando la
corrupción y poniendo al petróleo al servicio de la patria.
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