El mundo católico esta de manteles largos. Por primera vez en
la historia el máximo jerarca de la iglesia será un arzobispo no nacido en
Europa. Para beneplácito de los aztecas es argentino, y lo digo porqué solemos
siempre adjudicarnos situaciones ajenas. Buenos Aires es una colonia del
Distrito Federal y fue consignada con este nombre por mandato divino, por lo
que fuimos los aztecas los primeros en anticipar que en algún día un Argentino
sería el sumo pontífice.
Los medios de comunicación anticipan una pronto venida del
Papa a nuestro país, debido a que Francisco es fanático de las enchiladas.
Además argentinos y mexicanos siempre hemos sido algo más que hermanos.
Francisco es un persona suigéneris como suelen serlo este
tipo de personajes para el resto de los mortales. Que guste de beber mate,
admirar el tango, leer a Benedeti, o ser hincha de San Lorenzo, no lo hace ser
un tipo de otra galaxia, sin embargo, su investidura papal mas estas aficiones si
pueden resultar algo especial.
El proceso electoral es algo especial. Que si cuentan las
boletas, deben escribir con la mano contraria para evitar identificar la letra,
evitan las confabulaciones o las típicas bolitas donde se secretean para
echarle montón a alguien, que si las boletas son quemadas una vez que han sido
contadas para evitar cualesquier reconteo, por si alguno de los interfectos no
está conforme con el resultado.
Lo cierto es que el proceso electoral está investido de una
serie de elementos fundados en la desconfianza y la secrecía, muy al margen de
la transparencia y apertura que todo orden democrático reclama.
Por lo pronto recemos porque Los Cuervos del San Lorenzo de
Almagro no desciendan a segunda, sería el primer gran acuerdo de Francisco con
Dios.
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